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¿Hay diferencias en nuestro rendimiento según el ciclo menstrual?
Hay estudios que dicen que sí las hay y otros en los que no aseguran que hayan diferencias en la capacidad para ejercer fuerza según la fase del ciclo menstrual en la que estemos. Creo que es un tema en el que hay que individualizar cada caso, ya que hay muchas cosas que influyen en nuestro rendimiento además de nuestro ciclo. Algunos de ellos son el descanso, la alimentación, la hidratación, la motivación, el manejo del estrés, los métodos anticonceptivos y otras variables que, para un estudio, son complicadas de contemplar y que, por esto, considero que no es tan sencillo extrapolarlo.
Personalmente, creo que sí hay diferencias en el rendimiento, pero que son más significativas en las fases de ovulación y pre menstrual debido a cambios considerables en las concentraciones de hormonas presentes en el ciclo menstrual. Para esto, existen algunas recomendaciones que creo que son interesantes y que trataré más abajo.
Concentración de hormonas y fuentes de energía
Existen cambios en los niveles de hormonas de estrógeno y progesterona en las diferentes etapas del ciclo y que influyen en la actividad física y en las fuentes principales de energía que utilizamos. En la fase folicular, días después de la menstruación y poco antes de la ovulación, es cuando más concentración de estrógenos tenemos; utilizamos el glucógeno muscular como fuente principal de energía, por lo que nos recomiendan aumentar el consumo de carbohidratos y aprovechar para entrenar más fuerte. Los días después de la ovulación hasta los inicios de la siguiente menstruación, es decir, en la fase lútea, nuestros niveles de progesterona empiezan a subir por encima de los de estrógeno, y hay un aumento del metabolismo que hace que aumente nuestro apetito. En esta fase, las grasas serán nuestra fuente principal de energía, por lo que nos sugieren aumentar su consumo, lo que hará que nos mantengamos más saciadas.
Algunas recomendaciones
Si bien cada mujer es un mundo y los ciclos pueden ser vividos de distinta manera, te dejo algunas recomendaciones que me han ayudado a entender mejor mi ciclo y adaptar mis entrenamientos y alimentación en función de él:
- Aumenta la ingesta de grasas saludables. Por mucho tiempo tuve miedo de comerlas y las evitaba. Las necesitamos para nuestros procesos hormonales.
- Sé consciente y empática contigo misma. No te exijas más de lo que puedes dar, escucha a tu cuerpo y si tienes que reducir la intensidad de un entrenamiento, es mejor que lo hagas. Ya vendrán días en los que te sientas más fuerte.
- Evita ver una parte de tu ciclo como un todo y, en su lugar, velo como una »foto» del momento.
- No le tomes mucha importancia al resultado de un entrenamiento en concreto si no entrenas con fines competitivos. Prefiere disfrutar y hacer lo que puedas. Generalmente, lo que se hace obligado no se hace bien.
- Entrena según sensaciones. Ha sido una de las cosas que más me han resultado. Hay días en los que, en teoría, se supone que debería estar más débil, pero me siento fuerte, así que ajusto y aumento la carga hasta lo que mi cuerpo me permita.
Conclusiones
Conocer nuestro ciclo menstrual nos aporta mucha utilidad para entender qué está sucediendo en nuestro cuerpo y, a partir de ahí, tener una guía que nos pueda entregar herramientas que nos ayuden a planificarnos y a entender mejor las señales que nuestro cuerpo nos envía. También nos sirve para identificar algunos patrones, si es que hay algo que se repite en nuestro ciclo para, tal vez, atribuirlo a la fase en la que estamos. Pero, como he comentado antes, hay que tener claro que no porque se repita, necesariamente tiene que ser una regla estricta, ya que puede que se cumpla o puede que no. Para conocer más de tu ciclo, puedes apuntar tus sensaciones a nivel de rendimiento y cómo te sientes para consultarlas y compararlas en tu siguiente ciclo.