Empiezo este artículo luego de terminar una sesión de entrenamiento en la que, se supone, estaría fuerte. Cuando se trata de alguien más y me cuenta que tuvo un «mal» entrenamiento, soy de las que dice «bueno, qué más da un día, ya vendrán días mejores», «escucha tu cuerpo y sus señales, si te pide descanso, mejor que se lo des». Y genuinamente así lo siento y pienso. Pero, cuando se trata de mí, me cuesta mucho ponerlo en práctica. ¿Será esto más común de lo que creo?
A raíz de mi última publicación (de pensamientos rumiantes a ideas creativas) en el que hablo sobre cómo solían ser de reiterativos mis pensamientos negativos, me he dado cuenta que aparecen con mayor frecuencia en los días en los que yo misma me fijé un objetivo que, en mi mente, estaba calificado como «si o sí, lo tengo que cumplir». Y, entonces, cuando no lo consigo aparecen sentimientos de frustración, amargura y un poco de decepción. Decidí canalizar esos sentimientos para escribir un artículo que trate precisamente de las expectativas impuestas por uno mismo, y lo que pueden ocasionar si no son bien gestionadas. Para quienes entrenan o realizan alguna actividad física, les puede ser de ayuda.
Índice
Estrategias para gestionar las expectativas
Cuántas veces no dejamos de hacer cosas porque creemos que no se nos dan bien o porque para hacerlas, creemos necesitar una serie de cosas para estar preparados. Si fuera por eso, no empezaríamos ninguna actividad o nos costaría mucho mantenerla en el largo plazo. Creo que esa es la gran problemática si no logramos gestionar nuestras expectativas. Podemos perder motivación para iniciar o dejar de hacer algo que nos contribuya positivamente.
A continuación dejo las estrategias que creo, pueden a ser de utilidad al momento de sentirse mal por no cumplir con las expectativas impuestas por uno mismo.
Piensa con qué objetivo haces aquello sobre lo que asignas tus expectativas
En mi caso entreno ¿por salud?, ¿Entretención?, ¿Estética? La respuesta es todas. Si presto atención a cada una de ellas, sí que me interesa mejorar mi fuerza, condición física y muchas veces lo hago para desconectarme y dedicarme un espacio para mí. Sin embargo, no siempre es así. Hay veces en las que no tengo ganas, pero lo hago de todos modos y por lo general es en esas ocasiones cuando no rindo de acuerdo a mis expectativas. Entonces me pregunto «si no tengo interés en competir en nada (que puede que esto mismo, sea distinto para quiénes sí lo hacen y sobre esto, no tengo conocimiento), ¿qué más da si un día no me apetece entrenar (lo haga o no) y no rindo bien?». Ya es mucho tenerlo como hábito en mi vida. Un día no perjudicará todo mi progreso ni me hará «menos fuerte».
Dimensiona el contexto completo y qué factores pueden influir en él
Analiza si estás haciendo algo distinto en tu rutina habitual; ¿estás incorporando nuevas actividades?, ¿Estás descansando bien y durmiendo lo suficiente?, ¿Cómo están tus niveles de estrés?,¿Cómo es tu alimentación y qué alimentos sueles ingerir?, ¿Te mantienes hidratado? En mi contexto, estos últimos meses he añadido una nueva capacidad física a mi planificación de entrenamiento: la resistencia de baja intensidad y larga duración. Es normal que existan interferencias entre una capacidad y otra. Difícil es (pero no imposible) mejorar en todas. También, por lo mismo ha incrementado mi gasto energético y no he aumentado mucho mi ingesta de alimentos diaria, por lo que he perdido peso y, tal vez, algo de musculatura. Posiblemente, mi fuerza se haya reducido un poco. Ese es mi contexto actual. Si te pasa parecido, puedes hacerte las mismas u otras preguntas que te ayuden a analizar cuál es el tuyo. Sé realista con tu rendimiento dimensionando el contexto completo.
Velo como una «foto» del momento y revisa tu diálogo interno
Como siempre en la vida, habrán momentos buenos y otros no tan buenos. Días en los que nos sentiremos más fuertes y otros no tanto. Hay que tratar de pensar que, como esa vez que rendiste bien y te pusiste muy contento y orgulloso de tus resultados, también pasará lo contrario y no por eso, te tienes que ofuscar. Una vez escuché algo que me hizo mucho sentido y que me gustaría ponerlo más en práctica «trátate como tratas a alguien que quieres mucho». Si un día un ser querido te cuenta que no cumplió algo, posiblemente tú no lo tirarás más para abajo con comentarios negativos, por el contrario, vas a querer hacerlo sentir mejor. Intenta aplicar lo mismo en ti. Realmente el diálogo interno es muy importante.
No somos super humanos y no tenemos super poderes
Es importante tener en cuenta que, por mucho que queramos, no siempre las cosas nos resultarán de la manera en la que esperamos. Hay factores externos que no podemos controlar y tareas que tenemos que hacer a diario. Hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos. Creo que hay que tomarle más peso a esto y no centrarnos tanto en los resultados de los días «malos». Por otro lado piensa en lo esclavizante que esto significa: orientarse mucho al resultado de un entrenamiento en concreto en lugar de aceptarlo y no darle más importancia de la cuenta.
Personalmente espero poder aplicar estas estrategias cuando lo necesite y si se me ocurre alguna otra, la iré añadiendo al listado. Si me quieres dejar la tuya y crees que puede aportar, ¡Encantada de recibirla!